Posted: 3/28/2018
Tiende su mano y brinda palabras de aliento
Cuando los rayos del sol que comienzan a colarse por las ventanas de Parkland Memorial Hospital anuncian la llegada de un nuevo día, Stacey Merlin se encamina hacia el departamento de Atención Pastoral del hospital público de Dallas. En el camino saluda a empleados, pacientes y visitas que van hacia sus trabajos, a casa o a tomar el desayuno a alguna cafetería cercana.
Unos momentos después, Merlin, que presta servicios como capellán en el centro Rees-Jones Trauma Center, y las unidades de cuidados intensivos y de internación por trauma de Parkland, contestará la primera de las muchas llamadas que recibe durante su servicio. Mientras empuja la puerta que conduce al centro de trauma, echa una rápida mirada al cartel que colocó en la puerta. En una parte del cartel se lee: “Levántate cada día sabiendo que no comprenderás totalmente por qué suceden las cosas, sino simplemente que suceden.”
Hoy puede ser uno de esos días. Pronto lo descubrirá.
Como en todo centro de trauma de Nivel I, el personal de Parkland está preparado las 24 horas del día y los 7 días de la semana para atender a los pacientes con las lesiones más críticas. Cuando cada segundo cuenta, los profesionales de la salud, incluidos médicos, enfermeros, radiólogos y personal de atención respiratoria, que suman alrededor de 15 personas, acuden con rapidez cada vez que el personal del servicio de emergencia, que trae a los pacientes al hospital, transmite información vital a través de órdenes breves.
Allí también se encuentra Merlin, quien responde a cada alarma de trauma de Nivel I.
Una vez que se completa la exhaustiva evaluación clínica y los médicos le dan el visto bueno, Merlin interviene. Brinda una palabra de aliento a un paciente lesionado o toma la mano de una esposa preocupada. O se sienta en silencio con una familia mientras esta recibe la noticia de que su ser querido ha fallecido. Y abraza a una enfermera que declara, “Detesto esta parte del trabajo.”
“Da lo mejor de sí a los pacientes, las familias y el personal,” cuenta Jessica George, PhD, administradora de psicología traumática en el centro Rees-Jones Trauma Center de Parkland. “Un día pasó de conducir el funeral de un empleado a darle malas noticias a una familia y, después, a cantar villancicos al personal de nutrición con una nariz de reno roja.”
Responder a alarmas del centro de trauma o a llamadas de código azul y ayudar a las personas a sobrellevar situaciones dolorosas no eran cosas que Merlin había planeado hacer en su vida. El huracán Katrina fue el evento que despertó su vocación.
“Fui vendedora en una tienda durante 20 años. La gente entraba a comprar nuestras delicias libres de azúcar y, cuando salían, yo ya sabía todo sobre ellos: cuántos hijos tenían, dónde vivían, a qué escuela iban, incluso a dónde iban de vacaciones,” ríe. “No vendía nada, ¡pero sabía todo acerca de cada persona que iba a la tienda!”
“Cuando azotó el huracán Katrina, trabajé como voluntaria de la Cruz Roja en el centro de convenciones,” dice con voz apagada. “Pasé muchos días hablando con la gente, escuchándolos. Lloraba y mi corazón estaba con ellos. Fue ahí cuando supe que esa era mi vocación.”
Después de trabajar como voluntaria en el hospital Children’s Medical Center Dallas, completar su residencia en Educación Pastoral Clínica en Parkland y graduarse del seminario para convertirse en capellán certificada por la Junta, Merlin encontró su hogar en Parkland. Y, si bien hay momentos muy angustiantes, su más ferviente deseo es que “los pacientes y sus familias sepan cuánto nos importan”.
Según Linda Wilkerson, directora de Atención Pastoral en Parkland, no hay duda de que a Merlin le importa la gente.
“Stacey es una capellán muy dedicada, y tiene un gran corazón para atender a los pacientes con trauma y a sus seres queridos. Estudió para obtener la certificación en atención a pacientes con trauma y a sus familias, y sabe escuchar, satisfacer las necesidades de los que sufren, tanto emocional como espiritualmente, y aún encuentra lugar para atender al personal estresado por la intensidad de su trabajo en Parkland,” afirma Wilkerson. “Es una cuidadora excepcional.”
“Su trabajo es muy duro; de hecho, todos los capellanes tienen un trabajo muy difícil, pero ella siempre tiene esperanza, y encuentra la belleza en cada aspecto de la vida y de la muerte porque valora la naturaleza, la humanidad y las conexiones entre nosotros,” agrega George. “Siempre tiene algo para ofrecerte, ya sea comida, tiempo, una broma, un abrazo o una plegaria. Deja todo de lado por asistir a algún empleado o a alguna persona o familia que lo necesita.”
Cuando el día llega a su fin, Merlin respira profundo y, una vez más, mira el cartel en la puerta de su oficina. Esta vez, se detiene en la última línea: “Acepta el hecho de que la vida, a veces, te pondrá pruebas casi imposibles de superar, pero siempre tendrá la esperanza de que, a pesar de todo, lo intentarás.”
Para obtener más información sobre los servicios disponibles en Parkland, visite www.parklandhospital.com