Posted: 10/7/2019
La Semana nacional de prevención de incendios será del 6 al 12 de octubre
El 19 de junio de 2018 comenzó como cualquier otro día de verano para Felicia Scott y su hijo de 12 años, Nickolas. Pero esa tarde Felicia recibió una llamada que cambiaría sus vidas para siempre. “Estaba en el trabajo cuando recibí una llamada en la que me informaban que Nick se había quemado y que lo habían llevado a Parkland,” recuerda Felicia de ese momento aterrador.
Sin saber cuán graves habían sido las quemaduras de su hijo o las circunstancias que lo provocaron, Felicia salió corriendo de su oficina en Bridgeport al Centro Regional de Quemados de Parkland Memorial Hospital. Fue entonces cuando se enteró de que su hijo se encontraba en estado crítico con quemaduras en más del 60 % de su cuerpo.
“Hasta que llegó a Parkland no había sido intubado (un tubo insertado a través de la boca para ayudar con la respiración), así que pude hablar con él durante cinco segundos antes de que lo llevaran en avión al hospital,” cuenta. “Aun así, no sabía qué esperar.”
No fue hasta más tarde que Felicia se enteró de que su hijo había estado jugando con un encendedor cuando accidentalmente arrojó una botella de alcohol que estaba abierta, y los vapores entraron en contacto con la llama. El alcohol isopropílico, comúnmente conocido como alcohol a secas, es altamente inflamable y puede encenderse fácilmente, según la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego (NFPA, National Fire Protection Association). Como resultado, Nickolas recibió quemaduras de segundo y tercer grado en la mandíbula, el cuello, el pecho, los brazos, las manos, los muslos y las nalgas, y pasó más de dos meses en el centro de quemados, seguido de atención ambulatoria y fisioterapia, así como de numerosos procedimientos durante el año pasado.
Durante su estadía, Felicia casi no dejó la cama de su hijo y formó un vínculo con otras madres cuyos hijos también habían sido hospitalizados en el Centro de Quemados. “Sin el apoyo del personal de Parkland, la familia, las otras madres de la Unidad de Quemados, los amigos y la comunidad de Decatur, no habría podido superar esto,” afirma, y añade que su esposo, al trabajar en la ciudad, no podía ir al hospital todos los días.
De acuerdo con Stephanie Campbell, MS, RN, CCRN-K, directora del programa de quemados del Centro de Quemados de Parkland, en los últimos tres años, más de 20 niños han sido admitidos en el Centro de Quemados de Parkland por lesiones provocadas por jugar con fuego. Con edades que abarcan los 5 y 17 años, más de la mitad de los niños tenían 10 años o menos y aproximadamente el 25 % tenía quemaduras lo suficientemente graves como para requerir intubación y ventilación mecánica.
“La mayoría de las lesiones se produjeron por incendios repentinos mientras los niños jugaban con un encendedor y gasolina o alcohol,” dice Campbell. “Algunos de los niños resultaron heridos cuando su ropa se incendió.”
Y, agrega Campbell: “Todos los pacientes admitidos eran varones.”
Según la NFPA, el fuego comienza cuando los niños empiezan a experimentar con el fuego utilizando fósforos y encendedores. Muchos incendios ocurren cuando los niños pequeños se quedan solos, incluso por un corto período de tiempo, y tienen acceso a fósforos y encendedores.
La NFPA ofrece los siguientes consejos de seguridad para padres:
• Guarde los fósforos y encendedores fuera del alcance y la vista de los niños, en lugares altos, preferiblemente en un gabinete o contenedor cerrado.
• Nunca deje fósforos o encendedores en una habitación o en cualquier lugar donde los niños estén sin supervisión.
• Enseñe a los niños pequeños y en edad escolar a decirle a un adulto si ven fósforos o encendedores. Los niños necesitan entender que el fuego es difícil de controlar; es rápido y puede producir lesiones tan pronto como entra en contacto con la persona.
• Es importante que los adultos desalienten los incendios no supervisados.
• Nunca use encendedores o fósforos como fuente de diversión para los niños; pueden imitarlo.
• Nunca asigne a un niño pequeño ninguna tarea que implique el uso de un encendedor o fósforo (encender velas, llevar un encendedor a un adulto para encender un cigarrillo o la chimenea, etc.).
• Si su hijo expresa curiosidad sobre el fuego o ha estado jugando con fuego, explique, con calma, pero con firmeza, que los fósforos y los encendedores son herramientas solo para adultos.
• Use solo encendedores diseñados con características resistentes a los niños. Recuerde que algo resistente a los niños no significa que sea a prueba de niños.
En cuanto a Nickolas, dice que está bien, y este verano asistió al Camp I-Thonka-Chi, campamento de Parkland de una semana de duración para chicos de 6 a 18 años de edad con lesiones por quemaduras. Allí disfrutó del canotaje y conoció a otros jóvenes sobrevivientes de quemaduras. También viajó a Nueva Escocia, Canadá, en donde conoció a otras personas y realizó caminatas y otras actividades en el campamento Atlantic Burn Camp.
Sin embargo, la travesía de Nickolas aún no ha terminado. “Como todos los niños, tiene sus días buenos y sus días malos,” cuenta su mamá, y agrega que a Nickolas le colocaron pequeños globos debajo de la piel, denominados expansores, para fomentar el crecimiento y la elasticidad de piel saludable en ciertas áreas de su cuerpo. Este nuevo tejido se usará durante una cirugía de reconstrucción adicional que le practicarán a principios de 2020 para ayudar con el movimiento de su cuello.
Además, el personal del Centro de Quemados de Parkland visitó la escuela de ciclo medio Decatur de Nickolas como parte de su programa de reingreso.
“Una lesión tan grave tiene desafíos a largo plazo para los niños y sus familias. Nuestro objetivo es hacer que los niños puedan realizar y vuelvan lo más rápido posible a su rutina normal. Regresar a la escuela es un gran hito después de haber estado en el hospital durante muchas semanas, y el objetivo del programa de reingreso a la escuela es facilitar esa transición,” asegura Campbell. “Regresamos a la escuela con Nick en su primer día y pasamos tiempo con sus compañeros de clase, maestros y el personal de la escuela. Hablamos con ellos sobre lo que había pasado después de su lesión, las diferencias que verían en su piel y cómo pueden ayudarlo mientras continúa recuperándose.”
Además del proceso de curación, en el primer aniversario de su lesión, Nickolas y Felicia se reunieron con miembros de los equipos de EMS y Air Evac para agradecerles personalmente por su trabajo, que le salvó la vida. También fue una oportunidad para que los socorristas pudieran ver el progreso que Nickolas ha logrado en los meses posteriores al accidente.
Para obtener más información acerca de los servicios disponibles en Parkland, visite www.parklandhospital.com.